lunes, 8 de febrero de 2016

LA VOZ DE DIOS GOBIERNA




Desde el principio Dios gobernó los cielos y la tierra con su palabra, en el libro de Génesis capitulo 1 encontramos la expresión “Dijo Dios hágase” la luz, la expansión, los cielos, la vegetación, los animales, y tal como él lo ordenaba, sucedía.

El hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios para gobernar en la tierra tal como Él gobernaba en los cielos. Este propósito estaba sujeto a escuchar la voz de Dios y obedecerla.

Dios instruyo al hombre diciendo: “De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.” Gen. 2:16. La autoridad delegada por Dios esta sujeta a la obediencia y desde el momento en que el hombre decide escuchar la voz del enemigo, este cede la autoridad y señorío, haciéndose esclavo de él.

Cuando dejamos de escuchar la voz de Dios comenzamos a escuchar la voz de las tinieblas y cometemos graves errores, con las tinieblas no debemos hacer amistad ya que nos constituimos en enemigos de Dios.

“La serpiente era más astuta que todos los animales del campo que Dios el Señor había hecho, así que le preguntó a la mujer: ¿Es verdad que Dios les dijo que no comieran de ningún árbol del jardín? Podemos comer del fruto de todos los árboles —respondió la mujer—. Pero, en cuanto al fruto del árbol que está en medio del jardín, Dios nos ha dicho: “No coman de ese árbol, ni lo toquen; de lo contrario, morirán.” Pero la serpiente le dijo a la mujer: ¡No es cierto, no van a morir!” Génesis 3:1-4 NVI.

La voz de las tinieblas vienen a: engañar, establecer la muerte, robar y usurpar la autoridad.
Fue necesario que el verbo hecho carne viniera a la tierra en forma de hombre y pagara el precio por la redención de la humanidad, reconciliando los cielos y la tierra, retomando toda autoridad, señorío y poder, para entregarlo a sus hijos.

“En el principio ya existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios. Por medio de él todas las cosas fueron creadas; sin él, nada de lo creado llegó a existir. En él estaba la vida, y la vida era la luz de la humanidad. Esta luz resplandece en las tinieblas, y las tinieblas no han podido extinguirla.” Juan 1:1, 3-5 NVI. El Señor Jesus es el verbo hecho carne que pago el precio por el rescate del hombre para restáuralo a la posición original.

Tal como en el principio la autoridad y el poder continúan sujetos a escuchar la Voz de Dios y obedecerla. Es necesario exponernos delante de su presencia para  entender sus planes y propósitos. Aprendamos a callar para escuchar lo que Dios tiene que decir.

La voz de Dios es igual a la presencia de Dios. La presencia de Dios es igual a la vida y la luz.

La voz de Dios pone límites a través de su palabra nos da instrucciones específicas para el ministerio, la familia, los negocio y el diario vivir. La voz de Dios guía, da sentido y genera cobertura sobre nuestras vidas.

Jesús nos enseño que no podemos ser independientes de la voz del padre. “Entonces Jesús afirmó: —Ciertamente les aseguro que el hijo no puede hacer nada por su propia cuenta, sino solamente lo que ve que su padre hace, porque cualquier cosa que hace el padre, la hace también el hijo.” Juan 5:19 NVI. “Ciertamente les aseguro que ya viene la hora, y ha llegado ya, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la oigan vivirán.” Juan 5:25 NVI.

Que no te gobierne ninguna voz distinta a la buena y perfecta voluntad de Dios.

En las escrituras encontramos múltiples pasajes del trato de Dios con los hombres, donde fue primordial escuchar y obedecer su voz para recibir sus bendiciones.

Noé escucho la Voz de Dios y obedeció la instrucción de construir un arca donde entraría él, su familia y dos parejas de cada ser viviente, con el propósito de preservar la vida durante el diluvio. Transcurrido un año cuando estuvo seca la superficie de la tierra salió Noé del arca, y la primera acción que llevo a cabo fue construir un altar donde adorarle, dando a entender la importancia de permanecer en una relación intima con su creador. La adoración es una atmosfera donde los cielos se abren y te conectan con la voz de Dios. Aun en medio de la nada tenemos que conectarnos con la presencia de Dios.  

Abraham escucho la voz de Dios y paso de ser un impío a ser el amigo de Dios, paso por un proceso para alinear su corazón y ver el cumplimiento de la bendición en su vida. “Así Abraham creyó a Dios y le fue contado como justicia” Gálatas 3:6.

Elias escucho la voz de Dios: “El Señor le ordenó: Sal y preséntate ante mí en la montaña, porque estoy a punto de pasar por allí. Como heraldo del Señor vino un viento recio, tan violento que partió las montañas e hizo añicos las rocas; pero el Señor no estaba en el viento. Al viento lo siguió un terremoto, pero el Señor tampoco estaba en el terremoto. Tras el terremoto vino un fuego, pero el Señor tampoco estaba en el fuego. Y después del fuego vino un suave murmullo." 1 Reyes 19:11, 12 NVI.

El que tiene oídos para oír oiga. Después de oír, cree y obedece. Sal de la cueva del confort y la distracción. A pesar de la tormenta, el terremoto y el fuego, espera la voz apacible de Dios.

Pastora Judith Espinoza.

No hay comentarios:

Publicar un comentario